"El coche que quería ser una bici"
Así se titula el último libro que le he leído a mi hija. El mensaje del mismo es claro: el mundo está cambiando y, a veces, es difícil encajar. Johnny, un automóvil encantador y amigable, lo experimenta de primera mano. Un día, su familia descubre lo agradable que es usar una bicicleta en lugar de un automóvil. Johnny extraña a su familia y sueña con convertirse en una bici.
Y es que, la movilidad urbana ha cambiado y seguirá haciéndolo todavía más. Los jóvenes experimentan un desapego creciente al coche y, al mismo tiempo, muestran una mayor conciencia en relación al cambio climático y a los modelos basados en la movilidad sostenible. De hecho, el 70% de la generación Z no ha obtenido su permiso de conducir y el 30% no tiene prisa por conseguirlo ya que, para ellos, poseer un automóvil no es una prioridad, así lo señala un estudio elaborado por la plataforma de movilidad compartida Uber.
Estos datos reafirman algo que ya intuíamos: en el contexto actual la libertad para los jóvenes ya no es el coche, sino el poder elegir. Ellos lo tienen claro y por ello, escogen un sistema de transporte más sostenible, activo e inteligente.
Y nosotros, ¿lo tenemos tan claro?
Considero que se nos presenta una oportunidad inmejorable para abanderar esta transformación, pero tengo dudas de si realmente somos conscientes del papel que debemos jugar y me preocupa que, cuando nos demos cuenta, ya sea demasiado tarde.
Cada uno de nosotros debe analizar qué debe hacer, cuáles son los próximos pasos para diseñar el futuro.
Recuerdo que en SCOTT, hace unos años, no muchos, teníamos que ingeniárnoslas para vender bicicletas eléctricas. En el sector, no creíamos en ellas y no éramos capaces de ver el papel que iban a jugar. Hoy son una de las principales unidades de negocio de cualquier fabricante de bicicletas.
Esta vez no podemos ser espectadores: tenemos el deber y la oportunidad de abanderar esta nueva cultura de la movilidad. Otros sectores ya están viendo el gran potencial que trae consigo el cambio en la forma en que las personas se desplazan, que a su vez refleja una creciente preocupación de la sociedad por la congestión y la contaminación del medio, y además, reivindica los grandes avances que se están produciendo en las ciudades. Es sobre todo en entornos urbanos donde, durante mucho tiempo, se les ha dado prioridad a los automóviles, y ahora, en cambio, se está impulsando la construcción de una infraestructura amigable para las bicicletas.
Porque el futuro no se prevé, se construye. Nosotros somos los primeros que debemos mostrar una actitud proactiva y no esperar a que sucedan los cambios, sino provocarlos, y ello implica tener una buena capacidad de anticipación.
Podremos construir muchos carriles bici, pero si no lideramos la nueva cultura de la movilidad sostenible, no los usará nadie y habremos perdido una oportunidad inmejorable.
Así que, cada uno de nosotros debe analizar qué debe hacer, cuáles son los próximos pasos para diseñar el futuro.
Y es que, mejor que decir, es hacer. Tengámoslo siempre presente.
Igual que Johnny soñaba con convertirse en bicicleta, ¿por qué no soñar nosotros con un mundo más sostenible?
Didac Sabaté, Co-founder de PANOT Mobility.
Artículo publicado en el número 65 de Tradebike.
Tradebike & Tri, Bike and triathlon community