Editorial publicada en el Tradebike 92: la opinión de Albert Puyuelo, jefe de Redacción de Tradebike.
Imagen promocional de FASTER con su campaña de prendas para los 'verdaderos' ciclistas.
Ya se sabe que cuando alguien crea una etiqueta, luego viene otro y nos confunde con otra. De toda la vida, hemos hablado de la ‘Edad de Oro’ cuando pasas de los sesenta años. Pues bien, existe la etiqueta de la Silver Age, que se traduce como ‘Edad de Plata’, pero se dice siempre en inglés. Esta incluye a todas las personas de entre 55 y 75 años, que rozan o han alcanzado la edad de jubilación. Pero lo destacable, y por eso se supone que es una etiqueta diferente, es que representa una franja de edad que, lejos de ver la jubilación como una etapa de inactividad, busca activamente mejorar su calidad de vida a través del deporte.
Y aquí es donde entran, entre otras, las bicicletas eléctricas. Ya sabemos que son un vehículo perfecto para aquellos que buscan una opción más accesible y menos extenuante que las bicicletas tradicionales, sin perder los beneficios físicos y la libertad de movimiento que estas ofrecen.
La revolución de las e-bikes ha levantado a generaciones enteras. En el caso de la llamada Silver Age, debería ser aún más sencillo. Cada vez vemos a más gente de esta franja de edad que ha vuelto a pedalear gracias a las e-bikes, pero el mercado es enorme y todavía se puede ampliar mucho más. Entonces nos preguntamos, ¿Cómo es que no lo hacen?
No estamos hablando de la gente mayor, que tiene pánico a bicis y patinetes, sino de otro grupo, más afín al deporte. Todos los referentes actuales del ciclismo son jóvenes y delgados. ¿Cómo va a salir en bici alguien que no se sienta bien?
Hay que hacer sentir bien al ciclista incluido dentro de la Silver Age. Muchas personas en la Silver Age pueden ser ciclistas novatos o haber estado alejados de la bicicleta durante años. Las campañas que promuevan los beneficios del ciclismo, junto con iniciativas de educación sobre seguridad vial y mecánica básica, pueden ayudar a reducir las barreras de entrada.
A diferencia de generaciones más jóvenes que pueden verse limitadas por presupuestos ajustados, la Silver Age generalmente dispone de un mayor poder adquisitivo y, lo que es aún más relevante, de tiempo libre. Esto les convierte en clientes potenciales para productos de alta gama, ya sean bicicletas eléctricas de última tecnología, accesorios especializados o ropa de ciclismo de calidad. Invertir en bicicletas cómodas y adaptadas a sus necesidades es un lujo al que están dispuestos a destinar recursos, especialmente si encuentran que estos productos les ayudan a prolongar su estilo de vida activo y su bienestar.
La Silver Age está lista para convertirse en uno de los motores de crecimiento del mercado de la bicicleta. A medida que los fabricantes, distribuidores y minoristas ajusten sus estrategias para atender a este creciente segmento, se abrirán nuevas oportunidades de innovación y ventas. Al igual que las e-bikes han revolucionado la industria, la Silver Age tiene muchos números para ser la próxima gran ola de transformación.
De hecho, demográficamente, este mercado tiene cifras muy parecidas a la de los jóvenes. En lugar de ver a este grupo como un mercado secundario, es momento de reconocer que, con su poder adquisitivo, tiempo libre y creciente deseo de un estilo de vida activo y saludable, la Silver Age representa para el futuro del ciclismo una oportunidad… dorada.
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