El mercado del MTB atraviesa un proceso de transformación, pero lejos de perder fuerza, está evolucionando para adaptarse a las nuevas tendencias y necesidades del ciclista. Si algo ha quedado claro en 2024 es que, tras años de desafíos, el sector se está estabilizando y sigue siendo un pilar fundamental dentro de la industria del ciclismo. Aunque el crecimiento explosivo de otras categorías, como el Gravel y las e-MTB, ha cambiado el panorama, el MTB sigue siendo el referente en rendimiento, aventura y tecnología.
Si ahora observamos la montaña, ¿qué es lo que nos encontraremos por sus caminos y senderos? Pues sobretodo, más e-bikes y más bicis de Gravel. Es algo que va a la par con las ventas y con las modas. La bici muscular se ve menos si se compara con décadas anteriores, donde era la única habitante del todo-terreno.
Vemos más bikeparks que nunca, pero también vemos menos carreras populares de MTB. Las carreras que funcionan suelen tener más corredores, pero también hay menos oferta. Todo se va profesionalizando más, dejando a un lado a los amateurs y al ocio puro.
La percepción de que el MTB está perdiendo fuelle es relativa. Es cierto que algunas categorías han experimentado un descenso en volumen de ventas, especialmente en segmentos más generalistas como las ruedas de aluminio o las bicicletas de gama baja, pero esto no implica un declive. De hecho, el mercado está migrando hacia la alta gama, con un crecimiento en bicicletas y componentes premium, lo que refleja un consumidor más exigente que busca tecnología avanzada y personalización. La integración de suspensiones electrónicas, las mejoras en geometría y la optimización del peso son solo algunos ejemplos de cómo la industria está elevando el nivel del producto para adaptarse a las expectativas de los ciclistas más experimentados.
La electrificación es, sin duda, uno de los motores del cambio. Las e-MTB han dejado de ser una tendencia emergente para consolidarse como una parte esencial del sector. No solo han atraído a nuevos usuarios, sino que también han transformado la forma en que los riders abordan los senderos, ampliando las posibilidades en terrenos técnicos y desafiantes. Este crecimiento ha generado una mayor demanda de componentes específicos y accesorios diseñados para soportar el mayor desgaste de las bicicletas eléctricas, lo que ha impulsado la innovación en ruedas, suspensiones y protecciones.
El cierre de esta revista llega antes de que se presenten Las Grandes Cifras del Sector, que se darán a conocer durante el Spain Is Bike Day. Por lo tanto, todavía no tenemos los números más recientes. Las cifras del 2023 nos indicaban que la bici de montaña había aumentado en precio más de un 15%, pero que las ventas en unidades habían caído un 12%. Teniendo en cuenta que estos datos vienen después del boom del bike post-pandemia, no se puede decir que sea un desastre. No hay una pérdida real, sino un pequeño pinchazo de una gran burbuja. La cuota de mercado que ocupan las MTB se mantuvo casi igual, incluso incrementó un 0,55% respeto a las demás disciplinas bike. Por tanto, sigue siendo la categoría reina en España.
A lo largo de los primeros meses de 2025, hemos podido hablar con varios expertos del sector sobre la situación del mercado. Cuesta encontrar un consenso. Llevamos unos años muy pendientes de lo que pasa en Asia y ahora tenemos a Donald Trump abriendo una guerra mercantil con los aranceles a productos no-norteamericanos. Será difícil encontrar una estabilización mundial, es evidente.
Sin embargo, hay factores comunes entre todos los mercados. Existen modas, e Internet y las redes sociales las unifican. En el sudeste asiático, por ejemplo, los productos de lujo siempre han funcionado muy bien: aparentar con buenos coches, relojes y – ahora – bicicletas de gama alta es una tendencia que se nota en el mercado. La gama media pierde fuelle, pero las demás suben. Esto es algo que pasaba allí, pero que también se ve en otros mercados.
Más allá de la tecnología, la sostenibilidad se ha convertido en un factor clave en el desarrollo de productos. La industria está respondiendo a la creciente preocupación por el impacto ambiental con el uso de materiales reciclables, procesos de fabricación más responsables y soluciones ecológicas en mantenimiento y equipamiento. Esta tendencia no solo responde a una demanda del consumidor, sino que también marca el camino hacia un futuro donde la eficiencia y el respeto por el medio ambiente sean una prioridad en la producción de bicicletas y componentes.
El año pasado nos hacíamos eco de la creación de neumáticos a partir del reciclaje de los ya usados, y recientemente hemos publicado la noticia de unos sillines creados con los restos de carbono de componentes de bicicletas, ya sean manillares, sets de ruedas o potencias. Las empresas son sabedoras de que el mercado pide este valor añadido, y todos y todas vamos tomando consciencia de que ya no es solo un greenwashing (una limpieza de imagen), sino de una necesidad. El usuario exige a la empresa que demuestre que forma parte de un engranaje a favor del planeta.
El bikepacking y la exploración también están redefiniendo el MTB, con cada vez más ciclistas buscando experiencias más allá de la competición. La aventura en bicicleta está ganando protagonismo, impulsando el desarrollo de nuevas soluciones en almacenamiento y ergonomía, así como en la comodidad de los componentes clave, como los sillines. La bicicleta de montaña ya no es solo una herramienta de alto rendimiento; se está consolidando como un medio para descubrir el mundo y vivir experiencias únicas. Si bien es cierto que para este tipo de aventuras se suele elegir más la bici de Gravel, siguen siendo habituales las pruebas de MTB por etapas y de largos recorridos, con unos desniveles que hacen más factibles las bicis de MTB con una buena amortiguación y una buena mochila que no las Gravel y sus alforjas de bikepacking (que, ojo, también sirven para MTB).
Las e-bikes de montaña no son una tendencia ya solo par agente mayor que ha desistido de las musculares y busca perseguir a una grupeta más en forma. Esto es un tópico hoy en día. Lo más habitual es ver a gente de cualquier edad disfrutando de todo lo que una e-MTB puede ofrecer. Y esto se traduce en más subidas y, obviamente, más bajadas. Los amantes de la adrenalina se enganchan muy de prisa a las e-bikes de montaña, pues pueden repetir hasta la saciedad aquellos senderos que tanto adoran.
Lo que es una tendencia de mercado muy clara es la personalización. Las tiendas cada vez se enfrentan más a peticiones concretas de usuarios que vienen muy informados de todo lo que han visto en las redes sociales o en webs especializadas. Y en cuanto a las marcas, pasa lo mismo, ya que van proponiendo más productos personalizados a unos usuarios que se han vuelto más exigentes. Lo cual es normal, son muchos años de MTB. Lo triste sería que no tuviésemos oferta y que nada evolucionara.
Los tiempos cambian y las tendencias se adaptan, desaparecen y se crean. El 2025 se presenta como un año de oportunidades. Con una base de ciclistas cada vez más especializada y exigente, el MTB seguirá evolucionando hacia productos más tecnológicos, personalizables y sostenibles. La industria está encontrando nuevas formas de adaptarse a las demandas del mercado sin perder la esencia de lo que hace al mountain bike tan especial: la emoción, la aventura y la conexión con la naturaleza.
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